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8 de mayo de 2014

Clara creando confusiones peligrosas

Madredemividaydelamorhermoso ... si hace 3 días que me sentaba a escribir la entrada del día del libro y ahora veo que es del mes pasado y ¡¡qué han pasado más de 2 semanas!! Luego me quejo amargamente de que nadie me descubre para escribir como reputada y reconocida bloguera en revistas de prestigio. Claro, si el que tiene que descubrirme cuando se pase por aquí pensará que soy una inconstante y que no tengo el suficiente compromiso para escribir con cierta regularidad ... señor cazatalentos, no es que sea una inconstante, es que tengo mucho trabajo pero yo le prometo que si me contrata le tengo yo una entrada calentita todas las semanas, de verdad de la buena.

Y no será porque no tenga temas ni material con el que escribir. Llevo muchos meses para contaros algo que me pasó en un tanatorio y que resultó muy divertido. Sí, habéis leído bien, tanatorio y divertido en la misma frase. Bueno, divertido cuando lo cuento, en el momento no tanto. Son cosas que solo me pasan a mi, o a mi padre. Y en este caso, pues nos pasó a los dos, aunque el clímax de la aventura me lo comí yo solita. 

Os sitúo. Tanatorio, pleno mes de julio. Un calor horrible. Y llega esa noticia que no te quieres creer pero que irremediablemente te lleva a estar cerca de los tuyos. Me quedo con mi abuela haciéndole compañía mientras que mi padre se vuelve al trabajo. Y aquí hago un inciso para explicar un detalle imprescindible para entender la aventura. Mi padre tiene un nombre especial, muy especial y muy... diferente. Digamos que mis abuelos estuvieron inspirados ese día y le pusieron el mismo nombre que tenía su padrino, que me dice el patriarca que eso era muy común por aquella época. Pongamos que mi padre se llama Ulises, porque no quiero desvelar su verdadero nombre, que luego las fans se revolucionan y me lo acosan. Ulises mola, igual que su nombre real. Algo así, diferente, con personalidad, de esos nombres que solo tiene él, su padrino y un alumno mío en esta nueva universidad que cada vez que lo llamo me hace una gracia ... porque parece que estoy llamando a mi padre y es un chico de 20 años con pendiente y coletilla ... bueno, que me voy del tema: Mi padre se llama Ulises por su padrino y nos volvemos al tanatorio con mi abuela y 50 grados a la sombra. 

La siguiente fase de la aventura es que llega el hermano mayor de mi padre desaforaíto, que es una palabra que quiere decir que venía algo alterado, porque ha leído en las pantallas que se ha muerto Ulises García. Y yo que desconocía el origen del Ulises que me dio la vida, digo, ah, pues pobre hombre, pero claro en un tanatorio pues es lo más habitual que te pase si miras las pantallas ... Que no Clarita, que es el padrino de tu padre, que fíjate como es la vida que nosotros estamos aquí por otro familiar y nos encontramos con esto. Mi abuela que es una señora de lo más cumplida y educada que se acerca a ver a la viuda del Ulises original y se queda allí un ratito con ella. Pero como el desaforaíto seguía con el impacto de haber descubierto la noticia insitu y vino a contármelo 10 veces pues me sentí en la obligación de representar a mi padre de alguna manera, y mostrarle los respetos a la viuda, que yo como mi abuela a veces soy muy educada y cumplida (ella siempre, yo solo a veces). Lo que no sabía yo es que los hechos se iban a desarrollar así. 

Otra punta del tanatorio, mismo calor, menos gente en la sala. Entro acompañada del relaciones públicas de la familia, yo toda comedida y él todo emocionado, y no se le ocurre otra cosa más que decir:  

- ¡Ha venido la hija de Ulises!¡Esta es la hija de Ulises!

Y se hace el silencio absoluto. Y todo el mundo se queda blanco. Y yo me doy cuenta de que algún detalle se nos ha pasado. Ahora es cuando toca explicar que la viuda tenía alzheimer y no sabía dónde estaba, que las sobrinas no conocían la existencia de mi padre, y que a mi abuela no le dio tiempo de reaccionar. A estas alturas ya os habéis dado cuenta de que todo el mundo pensó que yo era la hija del Ulises de cuerpo presente. Y si no os habíais dado cuenta, pues ya os lo digo yo. Un señor de ochentaypico años con una hija treinteañera que se presenta allí a por su parte de la herencia ... de novela mexicana ...

Tras los 10 segundos más largos de mi vida, su sobrina logra preguntar con un hilo de voz: "¿Cómo la hija de Uliseeeees?" Con mucho énfasis en la e, y con tono como de haberse tragado un pollo. Es que imaginaros el panorama. Y yo, que a veces soy un poco pava, sin pollo pero con otro hilo de voz, le digo: "La hija de Ulises, pero del ahijado de Ulises, no de este, de otro ...". 

Entonces les volvió a todos el color a la cara y mi abuela explicó la historia de porqué su hijo se llamaba como el difunto. Y todos rieron aliviados porque era una confusión. Y porque no me llevaba la herencia. Y yo respiré sin hiperventilar. Hubiera sido mejor explicarlo todo antes de que nadie irrumpiera diciendo que había llegado la hija de fulano difunto, pero claro, no hubiera sido tan divertido, ni una historia propia de Clarita y su padre, que se podía haber llamado Juan, pero le tocó llamarse como mi alumno, el que tiene coletilla y pendiente ...

Más aventuras próximamente en Clara Como La Vida Misma

Esta entrada se la dedico a la que ese día perdió a su compañero de vida. Porque ella es el mejor ejemplo de que incluso en los peores escenarios tiene que haber sitio para la risa. Porque es la persona más positiva y fuerte que conozco y porque la quiero muchísimo y no se lo digo las veces que debería. 


23 de abril de 2013

De médicos, enfermeras y salas de espera

Qué mejor día para que Clarita os cuente una aventura que el Día del Libro, para mi uno de los más bonitos del año. Vamos a celebrarlo como mejor podemos hacerlo, yo escribiendo, vosotros leyendo. 

La semana pasada me tocaban pruebas médicas. En la revisión anual de, como diría mi abuela, los médicos de las mujeres, resulta que la imagen que debían obtener de ciertas partes de mi cuerpo no eran nítidas. ¿Por qué? Pues porque el aparato en cuestión estaba algo estropeado. Y el médico determinó en vez de pedir que el aparato fuera arreglado/sustituido, que me iba a mandar otras tres pruebas diferentes, para compensar. Que digo yo que nos iba a salir más caro el collar que el galgo, pero como no soy médico, me callo y obedezco. 

La semana pasada fui a la primera de ellas. Un TAC. Así, tú te imaginas que te meten en una máquina que suena, al rato te sacan y ya está hecho el TAC. Ya empezamos mal porque me dijeron que fuera en ayunas y tenía la cita a la 1 de la tarde. Pero bueno, ayuné. A las 9 de la mañana llaman a mi marido para "por favor que Clara se venga una hora antes para darle exfjdkajndahe oral y que pregunte por Laura cuándo llegue". Cómo consiguieron el teléfono de mi marido en vez de llamarme a mi es todavía un misterio sin resolver. Llego una hora antes, muertita de hambre porque desde que estoy en paro no hay día que me salte el desayuno, que algo bueno debía tener. Pregunto por Laura y me dice la que me atiende: "Ah, sí, la Chispi, sigue este pasillo y a mano derecha en la sala TAC 2 está la Chispi". A mano derecha no, a mano izquierda amiga. Dos vueltas nos costó encontrar la sala y a la Chispi. 

Sale la Chispi a atenderme. Muy simpática pero la Chispi me llega por debajo del sobaco y noto que no estamos en igualdad de condiciones. La Chispi me dice que me tengo que beber una cosa, que si soy alérgica al yodo. Yo le digo a la Chispi que no lo sé, que en principio no soy alérgica a ningún medicamento. La Chispi me dice que es muy importante que no sea alérgica al yodo, porque es lo que me van a dar. Le digo a la Chispi que sigo sin saberlo, que no me he hecho nunca esa prueba, pero que yo cuando me doy con betadine no me da reacción, que si con eso le vale. La Chispi insiste en que al ponerme el yodo intravenoso puedo tener problemas graves si soy alérgica. Le digo a la Chispi que voy a sentarme porque con lo del tema intravenoso me he mareado...

Así, en ayunas, sin preparación psicológica ni nada, mi TAC se convierte en una prueba de contraste, en la que tengo que tomar yodo oral e inyectado para que se me vean los órganos y en la que tengo que firmar consentimientos de esos que si te mueres ellos se lavan las manos. La Chispi va a por la enfermera porque me ha entrado mucho calor y me estoy mareando allí sentada en aquella sala de espera. La enfermera sale, me pregunta lo mismo, y le relato mis mismos argumentos, que a mi el betadine no me hace daño pero que no le puedo decir más. La enfermera sentencia: "bueno, tú tranquila que si te da una reacción fuerte al tener puesta la vía te metemos urbasón rápido y ya está". Toma ya. Mi madre dice: "hija por lo menos si te pasa algo, estamos en un hospital". Gracias enfermera, gracias mamá, pero la Chispi ahora mismo me cae infinitamente mejor que vosotras. 

Firmo, no sin antes preguntar si están seguras de que me tengo que hacer esa prueba, a ver si se han equivocado de paciente y yo voy a un TAC de esos sencillitos. No, no se han equivocado. Me traen una jarra y un vaso de plástico y que beba, que tengo 45 minutos para acabar con todo el líquido. Y no me voy a extender en los detalles, pero podían ponerle al yodo oral sabor a frutas del bosque o a maracuyá, porque vaya ratito que pasé ... encima en ayunas. 

Una hora después sale la Chispi a por mi. Que me quite la ropa interior y me tumbe en un aparato que parece sacado de la NASA. Me tumbo, me quedo muy quieta. Llega la enfermera, le caigo bien porque le ha hecho gracia lo del betadine, y me dice que me va a poner la vía. Y pienso yo, a ver si tienes suerte, porque mis venas van por libre y no me lo suelen poner fácil. Efectivamente, me aprieta con una goma el brazo que pienso que me está haciendo un torniquete y que voy a morir de dolor. Ahora el izquierdo, ahora el derecho. Al ratito la vena se deja hacer y me enchufan al yodo. Me explica que es una sensación muy fuerte y repentina, que voy a sentir mucho calor, escozor y la boca con sabor metálico. Yo respiro y le digo que estoy lista, que no se preocupe. Y la prueba empieza. 

La Chispi y la enfermera se van de la habitación y me dicen que me quede muy quieta. Aquello empieza a sonar como la antigua lavadora de mi madre y cierro los ojos para concentrarme y no moverme. Pero no siento nada de calor, ni escozor ni nada. Cuando llevo 10 minutos en la máquina del espacio, estoy a punto de levantar la mano para preguntarles si le han dado al botón del yodo, que yo no siento nada. En ese momento me da como un calorcillo en la cara y pienso "será esto". A los pocos segundos la Chispi llega a desenchufarme y me dice que lo he hecho estupendamente, que no me he movido nada. A punto estoy de pedirle una piruleta.

Me fui a casa con la orden de beber mucho líquido para expulsar todo lo tóxico que estaba dentro de mi cuerpo. Pero a ninguna de las dos, ni a la Chispi ni a la enfermera, se les ocurrió preguntarme en ningún momento, si por casualidad, tenía alergia al marisco, que por lo visto está relacionado con el yodo. Adivinad quién acabo en urgencias esa misma tarde porque sí, es alérgica al marisco ... Pero esa es otra historia para otro post, y otro día. 

¡FELIZ DÍA DEL LIBRO A TODOS! 

29 de agosto de 2012

La quincena de la tecnología ... en el Corte Inglés

No escribo. Ja. Normal. Acaban de rescatar mi laptop (para que veáis que integrada estoy en el lenguaje anglo-mexicano) de las garras de la muerte. Así, literal. Menuda semanas que llevo, todo lo electrónico se ha puesto en mi contra, pero empecemos por donde nos quedamos. Qué inconstante eres Clarita.

Hace unos diez días decidí apartar mi enclaustramiento jalapeño y marcharme el fin de semana a ver a mi familia. Lo necesitaba. No sabéis lo aburrido que es estar sola, y sobre todo en fin de semana. Bueno, sí lo sabéis que estoy harta de decirlo. Pues mochilita en mano me marché a la capital, como una chica de provincias que viaja por primera vez. Empezamos mal, porque salí de casa de noche y a oscuras. 


Para que os hagáis una idea, mi casa no da directamente a la calle, si no que antes atravieso un pequeño jardín, así lleno de muchas y grandes plantas tropicales, que se vea lo que luce la lluvia aquí, y luego salgo a un pasillo cerrado, y al final, detrás de una puerta, está la calle. El jardín y el pasillo tienen iluminación por movimiento, cuando te detecta al pasar, se encienden los farolillos, por fases. Pero claro, eso es si te mueves. Yo cerraba mi casa y apagaba las luces, fuera estaba como la boca del lobo, y esperaba en el umbral que diría mi abuela, a la iluminación. Sí, de pie, quieta. ¿Cómo queríais que me moviera? Si no se veía nada. Cuando me atreví a dar un paso, noté unas mariposas revoloteando a mi alrededor. Qué raro, mariposas nocturnas, y además bien grandotas y negras. Bueno, serán mariposas mejicanas ... Pero atravesando el pasillo vi como una de esas mariposas enormes se acercaba A MI y podía distinguir unos ojillos naranjas ... las mariposas no tienen ojos naranjas ... ¡Claro que no tienen! ERAN MURCIÉLAGOS. Acampan por la noche en mi jardín y como no salgo jamás de noche seguro que se marcan unos festivales increíbles. Pero esa noche salí. Y encendí las luces. Y los deslumbre. Y se vinieron contra mi persona, sin escapatoria para ninguno. Dios, que ascazo. Qué mal cuerpo.

Pero bueno, lo que mal empieza bien acaba, porque fue el preludio de un fin de semana fantástico en el que caminamos por el centro del DF, desayunamos ricos churros a la 1 de la tarde y nos aventuramos en el zoológico de Chapultepec, sin pasar por supuesto, por la galería de los murciélagos. El resto de fin de semana cumpleaños mejicano (cómo me gustan), comidas familiares, tamalitos para desayunar, excursiones a la montaña y burritos gigantes. Qué bien se siente una, cuando aún estando lejos, te hacen sentir como en casa... es lo mejor que me llevo de aquí.

Y después de esta recarga de pilas para mi, la tecnología se me puso en mi contra. Los cascos de mi ipod se descompusieron en cachitos, quizás reclamando que después de 4 años ya les tocaba jubilación. Tuve que comprarme unos aquí que ya he cambiado 2 veces porque son malos no, lo siguiente. Mi cámara de fotos, envidiosa de la situación, quiso tener también su momento de gloria e hizo estallar su pantalla en mil pedazos. Descanse en paz. Y por si fuera poco, un virus de esos que llaman troyano, aunque yo denominaría de otra manera menos educada, se instaló en mi disco duro y se hizo con el control (literal) del portátil. Cinco días peleándome con él, en el que el resultado quedó claramente Troyano 3 - Clara 0, tuve que pedir auxilio externo. Menos mal que el único amigo que tengo en Xalapa vive una calle más arriba y es informático. Algún día os hablaré de él, y de su madre, son fantásticos. Y no solo porque me dejara la computadora como nueva, que lo hizo. También él se ha peleado con el troyano de las narices, pero después de 12 horas de lucha, ha ganado, y vuelvo a estar conectada.

Así, con este panorama, no me diréis que no tengo la semana de la tecnología, parece que me ha mirado un tuerto. Hoy he encendido la televisión y han empezado a salir unas rayas raras ... mal asunto ...

5 de julio de 2012

Marido on way (en camino)

Marido montado en el avión Toronto-México a 25 minutos de su llegada. Ya ha cruzado el charco, literalmente. Y ha hecho escala en Canadá, visita al dutifrí incluida. Le ha dado tiempo a decirme que todo muy bien, que él ya solo quiere volar con AirCanadá. Miedo me da. A ver como meto yo a éste otra vez en un vuelo cortesía Ryanair después de la experiencia ... Y yo, mientras tanto, nerviosita perdía todo el día. He logrado escribir y leer algo esta mañana, pero a media tarde he salido a dar una vuelta. Una vuelta rápida que dirían los entendidos del tema, con tres objetivos claros: 

Objetivo nº1: Comprarme un bañador. Me he traído el socorrido bañador negro de Decathlon para salir del paso, pero como comprenderéis para las playas caribeñas y pacíficas Clarita necesita algo con mucho más color, más glamour, y a poder ser que no deje marcas en los hombros, ni el característico círculo en la espalda. Objetivo nº2: Encontrar un centro de estética, con servicios de depilación. Los bañadores glamourosos quedan mucho más monos, con las piernas depiladas. Dónde va a parar. Objetivo nº3: Salvar la tecla F5 de mi ordenador. Por diversas circunstancias, la pobre es siempre la que más sufre. Y hoy, por más que la pulsaba cada 15 segundos para ver el estado del vuelo, el avión, no avanzaba. Al menos no más de lo que le correspondía. Y como mi marido no llegará antes, por mucho actualizar página mediante, he salido a despejarme.

Primera parada Instituto de Belleza Integral. Chicas aprendiendo, solo cobran el material. Buena pinta. Me voy a arriesgar. Perdona, pero sólo tenemos servicios de depilación a partir del mes de noviembre ... Mmmmhh lógico ¿porque es en invierno cuando la gente más se depila? Venga, sigamos buscando. Ocho calles después y una hora más tarde no había sido capaz de encontrar ni un solo sitio que me quite los pelos a lo español, con tirones de cera y sufrimiento de por medio. El objetivo bañador no ha ido mucho mejor. Ni una sola tienda, tenía trajes de baño. Además me he dado cuenta de que China (también) ha invadido México. Será que viniendo por el otro lado, les queda más cerca. He entrado en tiendas en las que no me atrevería a encender un mechero. Peligro, altamente inflamables. 

Mi esperanza ha renacido cuando en una de las calles, he localizado el Corte Ingles. Sí, como lo oís. Un Corte Inglés, con sus letritas en la puerta. Inconfundible. Qué emoción. El sitio al que acudes en España, cuando has agotado todas las posibilidades previas. Estoy salvada. Pero resulta que el Corte Inglés de aquí es un tongazo. Y solo vende ropa de hombre. Y por supuesto, no tienen gabinete de belleza.

Así que más frustrada que antes, sin bañador, con los mismos pelos en las piernas con los que salí, y sin planes a corto plazo de hacerlos desaparecer, me he vuelto a casa. Y he olvidado que no tenía nada para cenar. Por supuesto, no puedo salir a comprar ahora, que tengo que seguir dándole al F5, no sea que el avión se desvíe de su recorrido, y yo no me entere. 

Os dejo con la foto del Corte Inglés, que yo sé que algunos incrédulos, no iban a creerme... al lado, la invasión china. 22 minutos... y mi marido pondrá un pie en tierras mexicanas... 21 minutos... 20 minutos...

El Corte Inglés en el centro de Xalapa (Veracruz).

4 de julio de 2012

Resucitando a una muerta ... una muerta muy divertida

Cuando escribes un mail para contar que tal te va en tu aventura por tierras latinoamericanas, esperas reacciones de todo tipo. Todas buenas, claro está. Cuando una persona te dice que deberías retomar tu blog, que se ha reído mucho con tus historias, sonríes. Cuando varias personas te dicen que deberías escribirlo para todos, te halaga. Pero cuando la mitad del personal te anima a hacerlo, piensas muy en serio que deben tener razón. Tanta gente, no puede estar equivocada.

Reconozco que por varios motivos, llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de rescatar a Clara. La maté, es cierto. Con premeditación y alevosía. Pero es que me daba una pena que agonizara sin que pudiera/quisiera prestarle atención, que no me dejó más opción. Quizás es que no tenía nada más que contar. Quizás nos aburrimos la una de la otra. Quizás es que las dos somos unas vagas, yo para escribir, ella para inspirarme.

Pero así, de la mano de sus fans y un poquito de mi ego, porque no reconocerlo, Clara ha resucitado. Más mayor, más guapa, más madura y muy renovada. Y con muchas ganas de seguir divirtiendo al personal. Empieza con las últimas 3 entradas que resumen su llegada a tierras mexicanas, pero además se ha encargado de incluir en este blog, sus entradas más famosas y divertidas, de aquel que eliminó, para los recién llegados. Chica, qué trabajo, cómo te lo has currado.

Pues eso, que me pongáis en favoritos, os suscribáis al blog, compartáis en redes sociales las entradas y me hagáis muuuuucha publicidad ... Sigo teniendo la secreta esperanza de que un editor de alguna publicación (famosísima, por supuesto), llegue aquí por casualidad, quede encandilado con mis historias y me pague una pasta por escribir más, convirtiendo mis sueño adolescente de ser escritora famosa, en realidad.

Quién sabe, lo mismo hasta Clarita se convierte en trending topic, ahora que eso se lleva tanto. Disfrutad de sus aventuras. Ha vuelto. Y viene pisando fuerte. Abróchense los cinturones, que despegamos rumbo a ...

Clara Como la Vida Misma

17 de diciembre de 2009

Terremotooooooo

Anoche tuve la tercera experiencia de mi vida con un terremoto. Y en ventitantos años, yo creo que es una buena marca ¿no? Llegaba a casa después de la cena de navidad del trabajo, y no venía yo tan perjudicada como para que temblara la tierra bajo mis pies.

Me encontraba en pleno proceso de desmaquillaje, sentada encima de la cama, cuando de pronto he notado un ligero movimiento en el colchón, y he pensado en alto: "joer, la gata se ha subido a la cama y como la está moviendo". En ese mismo momento, unos peces de cristal que tenemos en una pecera en la estantería del salón han empezado a chocar entre ellos, y mi novio ha pensado (también en alto): "eso es la gata, que le ha dado un golpe a la estantería". Si tenemos en cuenta que mi gata no pesa más de kilo y medio, que abulta apenas como una caja de leche y sobre todo, que en esos momentos nos miraba seria e impasible (y tumbada) desde la descalzadora, era imposible que tuviera ella la culpa. Y en ese momento nos hemos mirado y hemos sido conscientes de la situación.

Mi futuro esposo, valiente como él solo, ha ido a inspeccionar el salón, y claro, él, de pie, no estaba notando el temblor. Yo en la cama, como la niña del exorcista, pues como que era más consciente del movimiento. Dice que al ver la estantería en pleno baile, le ha impresionado mucho. Y ha vuelto al dormitorio, pero con temblor de piernas. Es un sol, a mi no me ha dicho nada y yo he seguido tan normal. Pero como la cosa no paraba, y los 30 segundos se nos estaban haciendo un poco interminables, me ha dado por pensar en que igual así de tranquilos no podíamos estar.

¿¿Qué hacemos cari?? Pues lo primero vestirte bonita, que llegas a casa, te empelotas para meterte en la cama y claro, el día que te encuentres en una tesitura de este calibre, que mínimo que tengas el albornoz a mano ... que no es plan de que cunda el pánico y tú andes como dios te trajo al mundo escaleras abajo.

Pero no ha hecho falta ni albornoz, ni escaleras, ni nada. El temblor ha pasado, hemos estado un ratito esperando y tengo que reconocer que apenas 10 minutos más tarde ya estábamos dormidos. Que con terremoto o sin terremoto eran las 3 de la madrugada y el cansancio nos invadía. Pero esta mañana lo primero que he hecho ha sido leer las noticias, para cerciorarme de que había sido real. Y lo ha sido sí, aunque muchos ya sé que no os habéis dado ni cuenta ...