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9 de febrero de 2014

Segunda sorpresa desvelada: Nuevas secciones del blog

La cara de Clara se ha convertido en la segunda historia más leída del blog, lo que confirma mi poder para crear expectación. Tengo una amiga que lleva sufriendo desde la semana pasada con la sorpresa, y como soy única para guardar secretos pues no le he dicho nada, ni una pista, ni un detalle. Ya no os hago sufrir más, desvelamos la segunda sorpresa, que en realidad son dos: las nuevas secciones del blog. 

La primera no tiene mucha ciencia, y es la sección de Clara Mexicana, en la que aparecen todas las aventuras que vivió Clarita en el país de los tamales y el tequila. Si recordáis, el viaje a México supuso una de las tantas vueltas a la blogosfera y para mi gusto (aunque no soy objetiva, todo hay que decirlo) algunas de las historias más divertidas que he contado en este largo tiempo. Me parecía interesante tenerlas todas juntitas en alguna parte, y de paso comprobáis todas las posibilidades que tiene el logo de la nueva imagen (me encanta). Son historias antiguas que ya habéis leído pero que seguro que os vuelven a sacar alguna sonrisa. Y quién sabe si pronto, podremos ampliar la sección.

La segunda tiene algo más de novedad. Y viene al hilo de la vena repostera-cocinera que me ha surgido en el último año: es Clara Cocinera. Para mi, los libros de recetas han quedado obsoletos y si usas google para buscar alguna receta o truco te van a salir millones de resultados. Hay blogs de cocina buenísimos de personas anónimas que nada tienen que envidiarle a cocineros con estrellas michelín. Yo tengo algunos de obligatorio paso que ya os iré enseñando, y a los que recurro para hacer mis experimentos culinarios. 

¿Y si hay tanta oferta en internet, qué se cree Clara?¿que va a convertirse en cocinera reputada a través del blog?¿que de aquí va a transportase a masterchef y a montar un restaurante? Pues no. O al menos no inmediatamente (sigue con la perra del libro y de ahí no la sacas). Pero cuando pongo en prácticas todas esas recetas siempre echo de menos que sean algo más fáciles y que te cuenten truquitos como que no debes meter las manos en la masa antes de engrasar el molde porque luego vas a estar tan pegajosa que lo vas a quedar todo echo un asco. Cosas obvias, como la vida misma, pero en las que no caes hasta que no estás empantanada en la cocina. 

Resumiendo, que esto se alarga y se me despistan los lectores: una sección de recetas propias y ajenas, con mis blogs de cabecera, mis trucos infalibles y alguna sorpresita que irá surgiendo. Acepto colaboraciones, no digo más. Me apetecía mucho compartir mis avances culinarios con mis lectores, a ver qué tal sale el invento. Mañana a primera hora, la primera receta de la sección. Vamos a probar una de las propias.

Y la tercera sorpresa ... pues con el éxito que he tenido con las dos primeras, creo que voy a haceros sufrir algunos días más ...

Clara Como La Vida Misma


15 de septiembre de 2012

Gracias ...

Gracias a mi familia mexicana, que me recibió con los brazos abiertos. A la abuela Guille, por sus cariñosos recuerdos. A mis tíos July y Joel, por ser estupendos anfitriones y enseñarnos cómo es México delante de un buen tequila. A mis tías Maribel y Chayo, por hacer de guías turísticas  y descubrirnos los tesoros del Caribe mexicano. A mi tío Toño, porque hizo de su casa, nuestra casa. Con especial cariño a mis tíos Víctor y Nelly, porque desde antes incluso de llegar, me hicieron sentir parte de su familia, me arroparon y cuidaron de mí, guiando mis pasos en toda mi aventura. Por los paisajes con volcanes y montañas con nombre de mujer, por la niebla y los troncos en el camino. Por los desayunos con tamales y el pozole de despedida... Gracias. 


Gracias a todos mis primos, propios y políticos, por acompañarme en paseos y turisteos varios y cargar siempre mis maletas. Por las risas y por las chelas. Pero sobre todo, gracias a mi prima Fer, porque con su locura especial, se convirtió en mi amiga, compañera y confidente y me llenó de alegría estos meses... Gracias. 

Gracias a Javi, que sin conocerme, me ayudó con sus consejos y experiencias. Porque me dio lo mejor de Xalapa. Al maestro Vargas (único en su especie), que aquí ha sido mi amigo, vecino, confidente, compañero de viajes y asesor técnico, y me ha cuidado como solo las personas especiales saben hacerlo. Por nuestras conversaciones sobre lo divino y lo humano, por los chiles rellenos y las gorditas de chicharrón. A su mamá Lidia y a la abuelita Evelia, porque son maravillosas y me abrieron las puertas de su casa desde el primer día y no imagino esta aventura sin ellas y sin su cariño. Por las mañanas de mercado, las tardes de café y las noches de cuentos ... Gracias.

Gracias a Celia, directora del Cecc de la Universidad Veracruzana, por haberme dado la oportunidad venir. A todos los compañeros del centro de investigación. A Toni, y a su mujer Mari, porque me hicieron sentir más cerca de casa. A Ángeles, porque conocerla ha sido un regalo ... Gracias, a todos los que de alguna manera han hecho que mi experiencia mexicana haya sido irrepetible. 

Y por útimo, esta despedida va dedicada a la memoria del abuelo Piriz, y del tío "Pepe, el de México". Porque ellos, valientes  y aventureros, sin saberlo, marcaron los pasos de las generaciones que estaban por venir.


Maletas listas. Regalos guardados. Pasaporte en la mesilla. Ya está. Se acabó. Y ahora, que estamos solos tú yo, frente a frente, no sé ni qué decirte. No me salen las palabras. Me has dado tanto... Me has enseñado a ser valiente, más paciente, más aventurera, más independiente, más fuerte. Me has enfrentado con la soledad y me has enseñado a disfrutarla. Me has dejado conocer mis límites, que han llegado a sitios que ni siquiera imaginaba. Me has dado muchas alegrías y buenos momentos, pero también muchas lágrimas. Hemos compartido ratitos que se quedarán solo para nosotros. Me has enseñado, a veces con risas, a veces con llanto, pero me has hecho crecer tanto ...

Me has dado una ciudad con aroma a flores y café, paseos por calles angostas y empinadas, vistas de volcanes y montañas nevadas, tardes de tormenta y lluvia, con música y callejones encantados... Me has dado mariscos y mariachis, playas y reencuentros, arrecifes de coral y arenas de ensueño... Hemos recorrido tus impresionantes ciudades, y hemos conocido pueblos mágicos, de canciones y cuentos. Subimos pirámides, bajamos montañas y en tus playas nos regalaste el atardecer más bonito del mundo, allí donde ya no hay más que agua. Me has dado una familia estupenda, los mejores anfitriones. Pero además, me tenías reservada una sorpresa inesperada, amistades que llevarme a casa, de esas que se conservan para toda la vida, a pesar del tiempo y la distancia.

Y sobre todo, me has dado esperanza y ánimo, la posibilidad de soñar con el futuro. Un poquito de luz, a este tiempo tan oscuro. Así que me voy, pero te dejo un trocito de mi vida aquí, para que lo guardes con el mismo cariño con el que te llevo yo a casa. Y con la certeza, de que antes o después, volveremos a encontrarnos ... Gracias México, te voy a echar de menos.

29 de agosto de 2012

La quincena de la tecnología ... en el Corte Inglés

No escribo. Ja. Normal. Acaban de rescatar mi laptop (para que veáis que integrada estoy en el lenguaje anglo-mexicano) de las garras de la muerte. Así, literal. Menuda semanas que llevo, todo lo electrónico se ha puesto en mi contra, pero empecemos por donde nos quedamos. Qué inconstante eres Clarita.

Hace unos diez días decidí apartar mi enclaustramiento jalapeño y marcharme el fin de semana a ver a mi familia. Lo necesitaba. No sabéis lo aburrido que es estar sola, y sobre todo en fin de semana. Bueno, sí lo sabéis que estoy harta de decirlo. Pues mochilita en mano me marché a la capital, como una chica de provincias que viaja por primera vez. Empezamos mal, porque salí de casa de noche y a oscuras. 


Para que os hagáis una idea, mi casa no da directamente a la calle, si no que antes atravieso un pequeño jardín, así lleno de muchas y grandes plantas tropicales, que se vea lo que luce la lluvia aquí, y luego salgo a un pasillo cerrado, y al final, detrás de una puerta, está la calle. El jardín y el pasillo tienen iluminación por movimiento, cuando te detecta al pasar, se encienden los farolillos, por fases. Pero claro, eso es si te mueves. Yo cerraba mi casa y apagaba las luces, fuera estaba como la boca del lobo, y esperaba en el umbral que diría mi abuela, a la iluminación. Sí, de pie, quieta. ¿Cómo queríais que me moviera? Si no se veía nada. Cuando me atreví a dar un paso, noté unas mariposas revoloteando a mi alrededor. Qué raro, mariposas nocturnas, y además bien grandotas y negras. Bueno, serán mariposas mejicanas ... Pero atravesando el pasillo vi como una de esas mariposas enormes se acercaba A MI y podía distinguir unos ojillos naranjas ... las mariposas no tienen ojos naranjas ... ¡Claro que no tienen! ERAN MURCIÉLAGOS. Acampan por la noche en mi jardín y como no salgo jamás de noche seguro que se marcan unos festivales increíbles. Pero esa noche salí. Y encendí las luces. Y los deslumbre. Y se vinieron contra mi persona, sin escapatoria para ninguno. Dios, que ascazo. Qué mal cuerpo.

Pero bueno, lo que mal empieza bien acaba, porque fue el preludio de un fin de semana fantástico en el que caminamos por el centro del DF, desayunamos ricos churros a la 1 de la tarde y nos aventuramos en el zoológico de Chapultepec, sin pasar por supuesto, por la galería de los murciélagos. El resto de fin de semana cumpleaños mejicano (cómo me gustan), comidas familiares, tamalitos para desayunar, excursiones a la montaña y burritos gigantes. Qué bien se siente una, cuando aún estando lejos, te hacen sentir como en casa... es lo mejor que me llevo de aquí.

Y después de esta recarga de pilas para mi, la tecnología se me puso en mi contra. Los cascos de mi ipod se descompusieron en cachitos, quizás reclamando que después de 4 años ya les tocaba jubilación. Tuve que comprarme unos aquí que ya he cambiado 2 veces porque son malos no, lo siguiente. Mi cámara de fotos, envidiosa de la situación, quiso tener también su momento de gloria e hizo estallar su pantalla en mil pedazos. Descanse en paz. Y por si fuera poco, un virus de esos que llaman troyano, aunque yo denominaría de otra manera menos educada, se instaló en mi disco duro y se hizo con el control (literal) del portátil. Cinco días peleándome con él, en el que el resultado quedó claramente Troyano 3 - Clara 0, tuve que pedir auxilio externo. Menos mal que el único amigo que tengo en Xalapa vive una calle más arriba y es informático. Algún día os hablaré de él, y de su madre, son fantásticos. Y no solo porque me dejara la computadora como nueva, que lo hizo. También él se ha peleado con el troyano de las narices, pero después de 12 horas de lucha, ha ganado, y vuelvo a estar conectada.

Así, con este panorama, no me diréis que no tengo la semana de la tecnología, parece que me ha mirado un tuerto. Hoy he encendido la televisión y han empezado a salir unas rayas raras ... mal asunto ...

16 de agosto de 2012

Ernesto

24 horas. Veis, ya estoy aquí. Nos habíamos quedado en que a Clarita se le acabaron las vacaciones, y lo que es peor, se acabó "marido en Méjico" y marido tuvo que volver a España ... pero aquí me seguían esperando muchas aventuras, y la primera con la que me encontré fue Ernesto. Que a mi personalmente es un nombre que no me gusta nada, es como de persona mayor ¿no os parece?. El caso es que con ese nombre se avecinaba un huracán camino del atlántico con toda la pinta de entrar por Cancún, y seguir sus pasos hasta Veracruz. Bingo, me iba a caer encima. La gente andaba preocupada porque los huracanes pues a su paso la lían un poco. Pero yo ¡estaba emocionada!¡mi primer huracán! A veces soy mala, lo sé. El caso es que como buena novelera, me leí todas y cada una de las recomendaciones de Protección Civil y de la Wikipedia, y me preparé para la llegada de Ernesto. Me fui al supermercado (no sabéis como domino ya el carrito y los pasillos, he encontrado hasta gel de baño) y compré comida, agua, latas, velas y chocolate para todo el fin de semana. Mi principal preocupación era no tener pilas suficientes. ¿Para qué? Pues no lo sé, pero en todas las guías-recomendaciones-como-enfrentar-un-huracán decían que era importante disponer de pilas. Supongo que para la radio. Tampoco tenía radio, así que imagino que las pilas hubieran valido de poco.

Y llegó el jueves. Y llegó Ernesto. Y yo, que no soy muy experta en temas meteorológicos, imagino que los huracanes van perdiendo fuerza a medida que entran a tierra, y cuando llegó aquí ya se había convertido en tormenta tropical. Y ¿qué significa eso? Pues como os digo, no soy experta en estos temas, pero tormenta tropical es menos fuerte que huracán. Y es agua. Mucha agua. Pero mucha mucha mucha agua. Como el diluvio universal. Como los dos meses que llevo aquí, multiplicado por tres. Qué decepción. Hubiera sido emocionante contaros que se fue la luz, que el aire tumbaba las palmeras o que tuve que sobrevivir 2 días comiendo latas y aislada del mundo. Nada de nada. Solo agua. 


Únicamente, una de las últimas noche, en las que no dejaba de llover, algún mecanismo de la puerta de mi casa falló y el agua entró en el primer piso. Yo, que duermo en el piso de arriba, escuchaba demasiado cerca el caudal, y bajé a ver que pasaba. Me encontré a Ernesto entrando por la puerta, el primer piso inundado, y una babosa escalando la pared de la cocina. A las 4 de la mañana. No se cuál de las dos cosas me preocupaba más. El agua anegando el piso o la babosa campando a sus anchas en mi propiedad. Finalmente ganó el agua, la babosa fue al cubo de la basura y yo me fui a dormir, tranquila y segura de que eran muchos escalones para que Ernesto subiera a molestarme. 

Y esa fue toda mi aventura con el huracán. Viene otro con la misma ruta para la próxima semana, y estamos sufriendo los efectos de una vaguada monzónica, que tampoco sé con exactitud lo que es, pero puedo deciros, sin mirar en la wikipedia, que es agua ... muuuucha agua ... Bienvenidos a Xalapa.

15 de agosto de 2012

Se acabaron las vacaciones...

Más de un mes. Lo sé. No tengo excusa. Lo prometí, que no tardaría, y no lo he cumplido. Pero ¿qué queréis? hemos pasado tres semanas de vacaciones en las que no hemos parado ni un segundo. Y luego he necesitado otra semana para descansar y recuperarme. Y una semana más para poner al día el trabajo acumulado. Diréis "apenas una semana con el blog, y se toma un mes de vacaciones". Pues sí, esto es España señores, así nos luce el pelo.

Recapitulo para poneros al día. Nos habíamos quedado en Veracruz, y en que yo tenía el virus de la mala muerte. Pero pasó, y pudimos disfrutar un par de días del puerto jarocho. Qué bonito es Veracruz, su malecón, sus tiendas, sus portales, su música, sus helados, su gente, sus mariachis, sus artesanías... Tiene aire colonial, un poco cubano, un poco español, un poco mejicano, un poco... mezcla de todos.  En Veracruz, comí los mejores mariscos que he probado en este país, y que me hicieron recuperarme inmediatamente de mi convalecencia.

De allí, nos marchamos a Cancún. Todo glamour. Todo Caribe. Todo calor. Ni que decir tiene que el Caribe es impresionante, especialmente el color del agua. No hay nada parecido que haya visto jamás. Esos tonos verdes, azules, turquesas. Y la arena blanca, blanquísima. Como talco. Qué rico el Caribe. Paseamos por Cancún, Riviera Maya, Tulum, Xcaret... y descubrimos Isla Mujeres. Y allí, en aquella pequeña isla llena de turistas, mujeres y carritos de golf, hicimos por primera vez snorkel en un arrecife de coral. Y me enamoré. El snorkel, aunque suene a deporte exclusivo y difícil, no es más que ponerse unas gafas de buceo y un tubo para respirar, y disfrutar de las vistas. Pero claro, si eso lo haces en un arrecife de coral que llega hasta la orilla, lleno de erizos, peces tropicales y hasta una manta raya, el flechazo es asegurado. Es como nadar en un acuario gigante, rodeado de colores y vida marina ... qué preciosidad. Pero como siempre me pasa algo, cuando no era el tubo, eran las gafas, y cuando no, las dos cosas. El caso es que siempre se colaba el agua, y tragué tanto mar en un par de horas, que cuando llegué a casa en vez de mocos, tenía corales. Estuve una semana con la nariz de lo más despejado.

Vuelta al estado de México y visitas varias: Teotihuacán, Chiconcuác, Real del Monte (en el estado de Hidalgo) y paseo por DF. Impresionante, no hay otra palabra que describa una ciudad que tiene 22 millones de habitantes y en la que una de sus avenidas principales mide más de 12 kilómetros. En serio, grandiosa.

Por último, tuvimos nuestra semana de intimidad en Los Cabos, en la Península de la Baja California. Un desierto que llega hasta la playa. No se puede comparar a nada. Un mar lleno de vida, el acuario del mundo, que se junta con un océano que de Pacífico solo tiene el nombre. Una península en la que se refugian las ballenas y es hogar de pelícanos, leones marinos, tortugas y un millón de peces tropicales, porque también tiene su arrecife de coral. Una delicia de lugar. Un marco incomparable. Una crucecita en el mapa para volver, a nadar en sus playas, a recorrer sus carreteras, a cantar clásicas canciones de hoteles encantados ...

Pero todo lo bueno se acaba, y Clarita no podía vivir eternamente de vacaciones en los Cabos. Tenía que volver. Y aquí está. Con la maleta cargada de recuerdos, imágenes, buenos momentos y muchas risas, y con la sensación de haber pasado las tres semanas más intensas de su vida. ¿Cómo queréis que se ponga en marcha el día después de su vuelta? Necesitaba reposar. Ya lo ha hecho. Y tiene un montón de aventuras que contar de su vuelta, de su vida mejicana, que continúa. Mañana más, lo prometo.

12 de julio de 2012

De vuelta

Clara ya está de vuelta. Lo sé, he tardado. Una semana, ni más ni menos. Pero tengo justificante. Y de los buenos, justificante médico. Recapitulemos y empecemos por donde lo dejamos. Marido llegó sano y salvo, después de 48 horas de viaje, cansado y muy guapo. Aunque yo creo que después de 3 semanas sin verlo, si hubiera venido con un ojo de menos o sin pelo, lo hubiera visto guapo igualmente. Después de un fin de semana de turismo jalapeño, parques, catedrales y museo incluido, reorganizamos las maletas y pusimos rumbo a Veracruz para empezar las vacaciones.

Llegados a este punto, quiero hacer una aclaración importante sobre nuestras vacaciones. Necesariamente tienen que cumplirse dos circunstancias. La primera, es que haga mal tiempo. Preferiblemente con lluvia, mucha lluvia, pero si solo hace frío y está nublado, también vale. Y para quien crea que exagero, solo diré que hace algunos años nos escapamos 4 días a la costa tropical de Granada, en la que aseguran que solo llueve 4 días al año. Adivinad que días fuimos ... En fin, la premisa de la lluvia quedaba ampliamente cubierta cuando salimos de casa y diluviaba. Por primera vez, en todas mis mañanas en Xalapa, llovía. Y no dejó de hacerlo en todo el camino a Veracruz, donde arreciaba una tormenta tropical. La segunda circunstancia obligatoria, es que me ponga mala. Mala, malísima. De la muerte. Y eso ocurrió exactamente en el momento en el que puse un pie en mi habitación. Doy gracias a dios, porque pasara justo en ese instante y no antes, en el autobús de camino, ni en el taxi que nos trajo al hotel.

Y así, a medida que fueron pasando mis primeras horas aquí, me fui deshaciendo en líquidos y fiebre, con un virus muy oportuno que me dio la bienvenida, llevándose mis fuerzas, mi ánimo, las ganas de comer y beber, y un poquito de mi dignidad. Que no cunda el pánico, que han sido solo 24 horas y ya estoy perfectamente, aunque los ratitos que he pasado en este hotel de dudosas 3 estrellas, no se los deseo a nadie.

Casualmente, el año pasado por esta misma fecha, en la que se cumple nuestro sí quiero (en la salud y en la enfermedad) mi hermana sufría similar y devastador virus en una isla de aguas turquesas y peajes escandalosos. Y gotero en vena, inaugurábamos la temporada de vacaciones. Este año repetimos, pero cambia la protagonista. Lo voy a llamar "el virus del aniversario" y ¡ay! de aquel que se encuentre cerca de nosotros el año que viene ...


Pues eso, que estoy de vuelta, y que como ya ha habido mucha lluvia, y mucho mal cuerpo, creo que he cumplido (cum laude) las dos condiciones necesarias que hacen que pueda empezar a disfrutar de mis vacaciones. Quedan inauguradas.

5 de julio de 2012

Marido on way (en camino)

Marido montado en el avión Toronto-México a 25 minutos de su llegada. Ya ha cruzado el charco, literalmente. Y ha hecho escala en Canadá, visita al dutifrí incluida. Le ha dado tiempo a decirme que todo muy bien, que él ya solo quiere volar con AirCanadá. Miedo me da. A ver como meto yo a éste otra vez en un vuelo cortesía Ryanair después de la experiencia ... Y yo, mientras tanto, nerviosita perdía todo el día. He logrado escribir y leer algo esta mañana, pero a media tarde he salido a dar una vuelta. Una vuelta rápida que dirían los entendidos del tema, con tres objetivos claros: 

Objetivo nº1: Comprarme un bañador. Me he traído el socorrido bañador negro de Decathlon para salir del paso, pero como comprenderéis para las playas caribeñas y pacíficas Clarita necesita algo con mucho más color, más glamour, y a poder ser que no deje marcas en los hombros, ni el característico círculo en la espalda. Objetivo nº2: Encontrar un centro de estética, con servicios de depilación. Los bañadores glamourosos quedan mucho más monos, con las piernas depiladas. Dónde va a parar. Objetivo nº3: Salvar la tecla F5 de mi ordenador. Por diversas circunstancias, la pobre es siempre la que más sufre. Y hoy, por más que la pulsaba cada 15 segundos para ver el estado del vuelo, el avión, no avanzaba. Al menos no más de lo que le correspondía. Y como mi marido no llegará antes, por mucho actualizar página mediante, he salido a despejarme.

Primera parada Instituto de Belleza Integral. Chicas aprendiendo, solo cobran el material. Buena pinta. Me voy a arriesgar. Perdona, pero sólo tenemos servicios de depilación a partir del mes de noviembre ... Mmmmhh lógico ¿porque es en invierno cuando la gente más se depila? Venga, sigamos buscando. Ocho calles después y una hora más tarde no había sido capaz de encontrar ni un solo sitio que me quite los pelos a lo español, con tirones de cera y sufrimiento de por medio. El objetivo bañador no ha ido mucho mejor. Ni una sola tienda, tenía trajes de baño. Además me he dado cuenta de que China (también) ha invadido México. Será que viniendo por el otro lado, les queda más cerca. He entrado en tiendas en las que no me atrevería a encender un mechero. Peligro, altamente inflamables. 

Mi esperanza ha renacido cuando en una de las calles, he localizado el Corte Ingles. Sí, como lo oís. Un Corte Inglés, con sus letritas en la puerta. Inconfundible. Qué emoción. El sitio al que acudes en España, cuando has agotado todas las posibilidades previas. Estoy salvada. Pero resulta que el Corte Inglés de aquí es un tongazo. Y solo vende ropa de hombre. Y por supuesto, no tienen gabinete de belleza.

Así que más frustrada que antes, sin bañador, con los mismos pelos en las piernas con los que salí, y sin planes a corto plazo de hacerlos desaparecer, me he vuelto a casa. Y he olvidado que no tenía nada para cenar. Por supuesto, no puedo salir a comprar ahora, que tengo que seguir dándole al F5, no sea que el avión se desvíe de su recorrido, y yo no me entere. 

Os dejo con la foto del Corte Inglés, que yo sé que algunos incrédulos, no iban a creerme... al lado, la invasión china. 22 minutos... y mi marido pondrá un pie en tierras mexicanas... 21 minutos... 20 minutos...

El Corte Inglés en el centro de Xalapa (Veracruz).

4 de julio de 2012

Resucitando a una muerta ... una muerta muy divertida

Cuando escribes un mail para contar que tal te va en tu aventura por tierras latinoamericanas, esperas reacciones de todo tipo. Todas buenas, claro está. Cuando una persona te dice que deberías retomar tu blog, que se ha reído mucho con tus historias, sonríes. Cuando varias personas te dicen que deberías escribirlo para todos, te halaga. Pero cuando la mitad del personal te anima a hacerlo, piensas muy en serio que deben tener razón. Tanta gente, no puede estar equivocada.

Reconozco que por varios motivos, llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de rescatar a Clara. La maté, es cierto. Con premeditación y alevosía. Pero es que me daba una pena que agonizara sin que pudiera/quisiera prestarle atención, que no me dejó más opción. Quizás es que no tenía nada más que contar. Quizás nos aburrimos la una de la otra. Quizás es que las dos somos unas vagas, yo para escribir, ella para inspirarme.

Pero así, de la mano de sus fans y un poquito de mi ego, porque no reconocerlo, Clara ha resucitado. Más mayor, más guapa, más madura y muy renovada. Y con muchas ganas de seguir divirtiendo al personal. Empieza con las últimas 3 entradas que resumen su llegada a tierras mexicanas, pero además se ha encargado de incluir en este blog, sus entradas más famosas y divertidas, de aquel que eliminó, para los recién llegados. Chica, qué trabajo, cómo te lo has currado.

Pues eso, que me pongáis en favoritos, os suscribáis al blog, compartáis en redes sociales las entradas y me hagáis muuuuucha publicidad ... Sigo teniendo la secreta esperanza de que un editor de alguna publicación (famosísima, por supuesto), llegue aquí por casualidad, quede encandilado con mis historias y me pague una pasta por escribir más, convirtiendo mis sueño adolescente de ser escritora famosa, en realidad.

Quién sabe, lo mismo hasta Clarita se convierte en trending topic, ahora que eso se lleva tanto. Disfrutad de sus aventuras. Ha vuelto. Y viene pisando fuerte. Abróchense los cinturones, que despegamos rumbo a ...

Clara Como la Vida Misma

De libélulas y zapatos. Julio en Mex

Sé que voy con unos días de retraso, y que esperábais ansiosos mis crónicas mexicanas. Pueeeeess aquí están. Todo bien, sin novedad. Un saludo a todos. Hasta la semana que viene.

Esa podría ser la crónica de los últimos 10 días, pero voy a daros un poquito de rollo para que no desconectéis del todo de las aventuras de Clarita. Es que una vez visto el centro de Xalapa, y explorado zonas seguras, poco hay que contar. Me he adaptado tan bien a esto, que ahora me parece que llevara aquí toda la vida. En la Universidad las cosas siguen flojas, casi nadie aparece por aquí, y yo a mi aire con mis proyectos, aunque me está costando un poco coger el ritmo y la concentración, no lo voy a negar. La comida sigue siendo estupenda y voy alternando comer en casa, con comer fuera. Sorprendentemente he estado unos días revuelta por algo que me sentó mal ¡¡Y QUE COCINÉ YO!! Sí, me he creado mi propia “venganza de Moctezuma” ...

Sí que os tengo que contar una aventura, el primer día que he pasado miedo, miedo de verdad. La semana pasada entró un bicho en mi casa. Un bicho volador. Una libélula GIGANTE. Debía venir dopada, porque vaya tamaño. Y yo, que aguanto arañas, serpientes y roedores, no soporto a los insectos, y mucho menos si tienen alas, y mucho menos si suenan al volar. No os quiero ni contar como sonaba el helicóptero ... cuando subí a la habitación y la vi intentando salir por la ventana del techo, me quería morir ... bajé corriendo las escalera para preguntarle a mi marido por skype, que hacía. Evidentemente, su respuesta fue clara: mátala. Mi marido, como veis, no se anda con rodeos, lo ve todo taaan fácil. Raid en mano, y toalla de ducha a modo de escudo para protegerme comencé a fumigarla. Pero era dura, y por más raid que echaba, seguía intentando escapar. Ahí me vierais sentada en la cama, tapada con la toalla (a ver qué narices me iba a proteger eso) y mirando hacía ella para cuando saliera echarle flis, que diría mi madre. 40 minutos después y medio bote vacío, la libélula empieza a caer, estábamos las dos asfixiadas ... y cae en el hueco de la escalera. Agonizaba, se movía y sonaba, y yo por supuesto no iba a bajar no fuera a ser que me saltara encima o algo. Así que no se me ocurrió otra cosa que, desde arriba, abrir el armario e ir tirándole zapatos, a ver si la remataba. 8 pares de zapatos después, la libélula seguía agonizando, pero además parecía que estaba en Marypaz. Armada con el poco valor que me quedaba, y ansiosa de respirar aire puro, bajé las escaleras, salté por encima de ella y me fui a la compra, a ver si me tranquilizaba. A la vuelta, y algo más valiente fui a buscarla y seguía la amazónica zumbando, pero ya poco. Y con el poco de humanidad que me restaba, le pegué con un zapato y la rematé. Con mucho asquito la cogí del ala y la tiré al jardín. Y luego, recogí todos mis zapatos. Y ese fue el día que más miedo he pasado aquí, y desde entonces no abro la ventana para no repetir la experiencia, así que estoy pasando un calor en este sitio tropical...
 

Mi amado esposo llega el jueves. Hoy empieza un periplo que lo llevará por Madrid, Toronto, México DF, Texcoco y Puebla, para acabar en Xalapa. Cuando cierren la Universidad por vacaciones la semana que viene, viajaremos a Veracruz, Cancún, vuelta al DF para explorarlo bien, y por último, escapada romántica a los Cabos, en la península de la Baja California. Por lo que veis, se presenta la semana que viene, mucho más interesante que esta. Aunque a partir del jueves, podré abrir las ventanas, porque mi marido ha venido al rescate de las libélulas gigantes ...

23 de junio de 2012

Primera semana en México

A petición popular, continuo con las crónicas mexicanas para contaros las aventuras de Clara en México, para algunos rebautizada como Dora, la exploradora. Ayer hizo una semana Clara/Dora llegó, y ¡POR FIN! anoche mi cuerpo se acostumbró al horario latino. Sigo durmiendo mal, pero porque la maldita nevera se enciende y apaga cada media hora, y yo que me desvelo con el vuelo de una mosca, imaginaros con el vuelo de una nevera ... Lo genial es que no necesito despertador, tengo una ventana en el techo de lo más bonita y de lo más cabrona, a las 6 de la mañana se hace de día y ya no hay quien cierre la pestaña...

El martes conocí la Universidad y a los compañeros. Es un centro de investigación que está apenas a 15 minutos de mi casa. Un chalet de estilo colonial todo de madera que es una preciosidad, por dentro y por fuera. La acogida fue muy buena, todos muy amables e interesados en mi trabajo, aunque los días siguientes ya por allí no ha aparecido demasiada gente. Son las evaluaciones finales y las vacaciones están a la vuelta de la esquina, así que imagino que ese será el motivo de la ausencia. Tengo un despacho compartido con más gente, aunque no se quiénes son esa gente, porque nunca hay nadie... lo mejor de todo es que allí me llaman Doctora M., y por más que digo que aún no soy doctora, no hay quien les quite eso de la cabeza. El chico de administración parece que se ha enterado y ha cambiado el trato, ahora soy Licenciada M. Verídico como la vida misma...

Al resto de la vida me he adaptado bien. Como en casa o en un restaurante de aquí en frente de buena pinta y con buen precio. El otro día me comí unos tacos por 2,8 € y ayer un menú de 3 platos por 3,6€. Lo malo es que le pregunté al camarero, si el plato picaba y me dijo que no ... maldito pendejo, cuando vi la salsa roja en la que venía la carne supe desde lejos que me iba a arder la vida entera ... Consejo: cuando un mexicano dice que algo no pica, ni caso, pica, y mucho. A eso, le unimos que me quedé dormida después de comer unas horas ... cuando desperté era un dragón, ¡¡podría haber encendido cigarros con mi aliento!!

Hoy sábado por la mañana he salido de tour turístico: zapatilla, botella de agua y cámara en la mochila, a lo Dora, como me llama mi hermana. Había planificado estar al menos 4 horas fuera de casa y he estado 1h y cuarto ... es lo peor de estar sola, que no te recreas en las cosas ... he estado en el parque Juárez, en la pinacoteca, en los lagos, en el ágora de la ciudad, en la oficina de turismo, otra vez en el parque, en la catedral y en dos grandes almacenes ... Y ahora de vuelta a casa con un calor inmenso, aunque es cuestión de tiempo que se ponga a llover. Estoy en no sé qué bosque templado y con una tormenta tropical encima, eso hace que a partir de las 3 de la tarde todos los días caiga el diluvio universal, pero de momento me gusta mucho el clima y ver llover desde mi salón.

Poco más que contaros, mi vida es tranquila, y me encuentro en periodo de adaptación, aunque casi superado. Echo de menos algunas cosas que aquí no tengo, como mis cosas de baño, fue mala idea dejar allí mis cremitas pensando que aquí todo sería de coco y mango... Es lo que más me está costando, comprar cosas de cosmética. El primer día que fui al supermercado casi lloro por no encontrar el gel de baño. Quiero pensar que en realidad se me juntaron los nervios, el estrés y el cansancio, pero tuve que pararme a respirar porque no encontraba un maldito bote de gel en ninguno de los malditos pasillos del super. Ya lo conseguí, aunque no me gusta como huele nada de nada, pero ahora estoy centrada en comprarme un buen champú, con olor a coco. Del tónico y el jabón para la cara, ni hablamos, son palabras mayores y creo que necesitaré algunas semanas para conseguir algo en condiciones. Mi marido en la maleta, en vez de traerme lomo, jamón y croquetas ¡¡va a tener que traerme cosmética deliplus!!

18 de junio de 2012

En tierras mexicanas

Primeras aventuras en mexicolandia. Ya sabréis que he llegado bien, y que ya estoy medio instalada. El vuelo horrible, aunque conseguí que me sentaran en salida de emergencia, para poder estirar las piernas, los vuelos están pensados para no regalarte más espacio del que pagas, fui más larga, ¡¡PERO MÁS ESTRECHA!! Me vine con los botones laterales del volumen de la tv tatuados en la cadera. Las últimas 3 horitas no se las deseo a nadie. Eso sí, no se cayó el avión por el camino, como me temía. Venían con nosotros un cura y dos monjas, llevaba triple protección.

La familia me ha acogido como si fuera una hija más, se están portando muy bien, ya los he conocido a casi todos. La verdad es que parece que llevara toda la vida aquí, me siento muy a gusto. Hoy visitamos unas pirámides impresionantes, he subido las fotos al facebook para que las veáis. No pude subir hasta arriba del todo porque los escalones eran altos y estrechos, y la altitud no me dejaba respirar bien, casi 2000m. Bueno, por eso y porque estaba alto de cojones que diríamos en España. Me quedé a la mitad, que también es un buen cachito (papá, hicimos fotos para que quedara una prueba y veas hasta donde llegué).

Mañana me marcho a Xalapa a instalarme en mi casa, y la verdad es que estoy tan a gustito aquí que no tengo ni ganas, pero seguro que aquello es igual de bonito que esto, o más. Una cosa, la comida que vende en España como mejicana, es un fraude. No has probado un taco, hasta que no lo has comido aquí. Impresionante, no digo más.

Quiero agradeceros a todos vuestros mensajes de cariño y ánimo, el estar tan pendiente de mi y todos los consejos y buenos deseos. Hay much@s en la lista de gente a la que quiero dar las gracias, y ojalá pudiera hacerlo uno por uno, pero no me da tiempo a todo. En cuanto esté instalada en mi nueva casa, os sigo contando aventuras. ahora os dejo con una de las primeras fotos que he tomado en esta maravillosa tierra. Un abrazo a tod@s


Teotihuacán. Vistas de la Pirámide de la Luna, desde la Pirámide del Sol. Más o menos, a media altura.