A petición popular, continuo con las crónicas mexicanas para contaros las aventuras de Clara en México, para algunos rebautizada como Dora, la exploradora. Ayer hizo una semana Clara/Dora llegó, y ¡POR FIN! anoche mi cuerpo se acostumbró al horario latino. Sigo durmiendo mal, pero porque la maldita nevera se enciende y apaga cada media hora, y yo que me desvelo con el vuelo de una mosca, imaginaros con el vuelo de una nevera ... Lo genial es que no necesito despertador, tengo una ventana en el techo de lo más bonita y de lo más cabrona, a las 6 de la mañana se hace de día y ya no hay quien cierre la pestaña...
El martes conocí la Universidad y a los compañeros. Es un centro de investigación que está apenas a 15 minutos de mi casa. Un chalet de estilo colonial todo de madera que es una preciosidad, por dentro y por fuera. La acogida fue muy buena, todos muy amables e interesados en mi trabajo, aunque los días siguientes ya por allí no ha aparecido demasiada gente. Son las evaluaciones finales y las vacaciones están a la vuelta de la esquina, así que imagino que ese será el motivo de la ausencia. Tengo un despacho compartido con más gente, aunque no se quiénes son esa gente, porque nunca hay nadie... lo mejor de todo es que allí me llaman Doctora M., y por más que digo que aún no soy doctora, no hay quien les quite eso de la cabeza. El chico de administración parece que se ha enterado y ha cambiado el trato, ahora soy Licenciada M. Verídico como la vida misma...
Al resto de la vida me he adaptado bien. Como en casa o en un restaurante de aquí en frente de buena pinta y con buen precio. El otro día me comí unos tacos por 2,8 € y ayer un menú de 3 platos por 3,6€. Lo malo es que le pregunté al camarero, si el plato picaba y me dijo que no ... maldito pendejo, cuando vi la salsa roja en la que venía la carne supe desde lejos que me iba a arder la vida entera ... Consejo: cuando un mexicano dice que algo no pica, ni caso, pica, y mucho. A eso, le unimos que me quedé dormida después de comer unas horas ... cuando desperté era un dragón, ¡¡podría haber encendido cigarros con mi aliento!!
Hoy sábado por la mañana he salido de tour turístico: zapatilla, botella de agua y cámara en la mochila, a lo Dora, como me llama mi hermana. Había planificado estar al menos 4 horas fuera de casa y he estado 1h y cuarto ... es lo peor de estar sola, que no te recreas en las cosas ... he estado en el parque Juárez, en la pinacoteca, en los lagos, en el ágora de la ciudad, en la oficina de turismo, otra vez en el parque, en la catedral y en dos grandes almacenes ... Y ahora de vuelta a casa con un calor inmenso, aunque es cuestión de tiempo que se ponga a llover. Estoy en no sé qué bosque templado y con una tormenta tropical encima, eso hace que a partir de las 3 de la tarde todos los días caiga el diluvio universal, pero de momento me gusta mucho el clima y ver llover desde mi salón.
Poco más que contaros, mi vida es tranquila, y me encuentro en periodo de adaptación, aunque casi superado. Echo de menos algunas cosas que aquí no tengo, como mis cosas de baño, fue mala idea dejar allí mis cremitas pensando que aquí todo sería de coco y mango... Es lo que más me está costando, comprar cosas de cosmética. El primer día que fui al supermercado casi lloro por no encontrar el gel de baño. Quiero pensar que en realidad se me juntaron los nervios, el estrés y el cansancio, pero tuve que pararme a respirar porque no encontraba un maldito bote de gel en ninguno de los malditos pasillos del super. Ya lo conseguí, aunque no me gusta como huele nada de nada, pero ahora estoy centrada en comprarme un buen champú, con olor a coco. Del tónico y el jabón para la cara, ni hablamos, son palabras mayores y creo que necesitaré algunas semanas para conseguir algo en condiciones. Mi marido en la maleta, en vez de traerme lomo, jamón y croquetas ¡¡va a tener que traerme cosmética deliplus!!
El martes conocí la Universidad y a los compañeros. Es un centro de investigación que está apenas a 15 minutos de mi casa. Un chalet de estilo colonial todo de madera que es una preciosidad, por dentro y por fuera. La acogida fue muy buena, todos muy amables e interesados en mi trabajo, aunque los días siguientes ya por allí no ha aparecido demasiada gente. Son las evaluaciones finales y las vacaciones están a la vuelta de la esquina, así que imagino que ese será el motivo de la ausencia. Tengo un despacho compartido con más gente, aunque no se quiénes son esa gente, porque nunca hay nadie... lo mejor de todo es que allí me llaman Doctora M., y por más que digo que aún no soy doctora, no hay quien les quite eso de la cabeza. El chico de administración parece que se ha enterado y ha cambiado el trato, ahora soy Licenciada M. Verídico como la vida misma...
Al resto de la vida me he adaptado bien. Como en casa o en un restaurante de aquí en frente de buena pinta y con buen precio. El otro día me comí unos tacos por 2,8 € y ayer un menú de 3 platos por 3,6€. Lo malo es que le pregunté al camarero, si el plato picaba y me dijo que no ... maldito pendejo, cuando vi la salsa roja en la que venía la carne supe desde lejos que me iba a arder la vida entera ... Consejo: cuando un mexicano dice que algo no pica, ni caso, pica, y mucho. A eso, le unimos que me quedé dormida después de comer unas horas ... cuando desperté era un dragón, ¡¡podría haber encendido cigarros con mi aliento!!
Hoy sábado por la mañana he salido de tour turístico: zapatilla, botella de agua y cámara en la mochila, a lo Dora, como me llama mi hermana. Había planificado estar al menos 4 horas fuera de casa y he estado 1h y cuarto ... es lo peor de estar sola, que no te recreas en las cosas ... he estado en el parque Juárez, en la pinacoteca, en los lagos, en el ágora de la ciudad, en la oficina de turismo, otra vez en el parque, en la catedral y en dos grandes almacenes ... Y ahora de vuelta a casa con un calor inmenso, aunque es cuestión de tiempo que se ponga a llover. Estoy en no sé qué bosque templado y con una tormenta tropical encima, eso hace que a partir de las 3 de la tarde todos los días caiga el diluvio universal, pero de momento me gusta mucho el clima y ver llover desde mi salón.
Poco más que contaros, mi vida es tranquila, y me encuentro en periodo de adaptación, aunque casi superado. Echo de menos algunas cosas que aquí no tengo, como mis cosas de baño, fue mala idea dejar allí mis cremitas pensando que aquí todo sería de coco y mango... Es lo que más me está costando, comprar cosas de cosmética. El primer día que fui al supermercado casi lloro por no encontrar el gel de baño. Quiero pensar que en realidad se me juntaron los nervios, el estrés y el cansancio, pero tuve que pararme a respirar porque no encontraba un maldito bote de gel en ninguno de los malditos pasillos del super. Ya lo conseguí, aunque no me gusta como huele nada de nada, pero ahora estoy centrada en comprarme un buen champú, con olor a coco. Del tónico y el jabón para la cara, ni hablamos, son palabras mayores y creo que necesitaré algunas semanas para conseguir algo en condiciones. Mi marido en la maleta, en vez de traerme lomo, jamón y croquetas ¡¡va a tener que traerme cosmética deliplus!!
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