Acabo de vivir una de las situaciones más tensas y agobiantes de mi vida en un probador de una conocida casa de novias. El momento incluía una novia al borde del colapso, dos amigas intentando tranquilizarla, una dependienta con la paciencia a prueba de bomba y un vestido que no puede ser más bonito pero que se resistía a colocarse en su sitio ...
Con esos detalles ya os imagináis que una de mis mejores amigas se casa; y que lleva pidiendo un post desde que su futuro marido hincó una rodilla anillo en mano y convirtió todos sus sueños en realidad. Y a mi, pues me pilló desprevenida que queréis que os diga. No el hecho de que se casara, eso no. Para eso estaba preparada antes incluso que ella misma. Lo que me pilló desprevenida es que 4 años después de casarme yo y algunas otras novias aledañas con las que disfruté muchísimo los preparativos, volviera a ilusionarme un evento de estas características. Yo pensé que la época de la emoción por las bodas había pasado para mi y que ahora tocaba emocionarse con otras etapas de la vida. Pero un día suena el teléfono a la 1 de la mañana, te dicen "me caso" y de pronto tu vida se pone patas arriba para contar los días y las horas hasta la fecha, mirar catálogos de vestidos, visitar casas de novias, opinar en pruebas de peluquería y maquillaje y aporrear el teclado porque ya no te salen ni las palabras de lo genial que es ver feliz a alguien a quien quieres tanto.
Me temo que hoy tanta emoción contenida en un probador tan chiquito nos ha desbordado a todas y la novia se ha llevado la peor parte. Y aquí estoy yo, que me he venido dando un largo paseo para pensar en estrategias para tranquilizar nervios si queremos llegar al sábado, me he sentado en el ordenador sin ni siquiera quitarme los zapatos y me he servido un café a ver si me inspiro, aunque en realidad lo que necesito es un copazo, para que nos vamos a engañar ...
Me gustaría sentarla y abrazarla muy fuerte y decirle que todo va a salir bien. Que lo importante del día no es que llueva ni que haga sol, sino que toda la gente que quiere esté acompañándola. Que da igual que el vestido tenga una arruga o el bajo arrastre, porque cuando entre del brazo de su padre no se va a acordar ni de como se llama. Que la música o las flores no importan, porque va a mirar a los ojos de su ya marido y al ver su brillo reflejado en ellos no le van a hacer falta más colores. Que con los años le va a dar exactamente igual lo malo de ese día, porque va a tener mil mañanas en las que se despertará con su persona favorita del mundo, y cuando él no esté, se acostará en su lado de la cama y con cuidado buscará su olor en la almohada para que no le duela tanto echarlo de menos ...
Pero claro, son cosas que se ven desde el otro lado y con la tranquilidad de haber pasado los nervios y la emoción del que se supone que es uno de los días más bonitos de tu vida. Y cómo le digo yo, que lo bonito ya lo está viviendo ahora ... No me va a hacer caso...
Así que la he mandado a darse un buen baño de agua caliente con un chute de valeriana, a respirar hondo y a intentar controlar su mente para no llegar al sábado desencajada. Mientras, Clara va a intentar inspirar el discurso que tiene que leer en su boda, porque si la novia se entera que a 5 días aún no ha escrito ni una línea, igual acabamos en la Lopez Ibor antes de lo previsto ...
(Te quiero mucho amiga. Estás tan guapa de novia que deberías casarte otra vez el año que viene, y al otro y al otro ...)
Clara Como La Vida Misma
y cuanta razón tienes... lo importante es qur disfrute al máximo el dia y lo que no salga que no salga... lo realmente bonito llrga con el dia a día! Muy bonitas palabras para la novia. Ya me gustaria oir esas otras que aun aguardan en el tintero para el bodorrio. Que disfrutes mucho, Clarita y queremos reporte de mero dia... que seguro le sacas partido!
ResponderEliminarGracias Carol, el resto de palabras siguen en el tintero, pero la novia parece estar algo más relajada y disfrutando de los días previos, aunque los mejores vienen después ;) Un beso repostera!!
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