21 de abril de 2009

Vacaciones

Me encuentro en ese maravilloso momento del año en el que empezamos a elegir vacaciones y nada está decidido. Ya casi tenemos la fecha definitiva y ahora toca elegir destino (me encanta). Si, ya sé que este año me toca beca en Canadá, lo sé … pero y si no me la dan hay que tener un plan b ¿no? Nunca jamás en mi larga vida de becaria pensé que llegaría un momento en el que si no me daban una beca, no se acabaría el mundo. Pues eso, que ahí estoy, mirando vacaciones y cruzando los dedos para quedar en la lista de espera del ministerio, que atravesar el charco sola me da mucha pereza.


Bueno, no me distraigáis, hablaba de mis vacaciones. La semana pasada tuve la genial idea de coger todos los catálogos del corte inglés de lunas de miel. No lo hagáis nunca, os entrarán ganas de casaros seguro solo para iros de viaje. Y ante mis ojos apareció un maravilloso viaje a punta cana, con esas aguas caribeñas, ese camarero en la piscina y ese jacuzzi olímpico. Si, es verdad, siempre he sido antiluna de miel en punta cana, pero es que esto no es para la luna de miel (ese destino ya está elegido) ¡es para este verano! Pero mi futuro esposo se resiste, le ha dado por decir que tenemos que ahorrar para la boda. Y lo mismo tiene razón y todo. Pero como no hago daño a nadie, solo a mí misma y mis ansias del Caribe, pues sigo viendo catálogos y sacando presupuestos, eligiendo mil destinos exóticos e imaginándome en hoteles de 5 estrellas con mojito en la piscina (que glamour, no me digáis).

Aunque a estas alturas sé de sobra que mis vacaciones serán una mezcla de descanso en codosera city, alguna escapada a la playa (no más lejos de Conil) y mucha piscina … pero de ilusiones también se vive ... Y como dice una gran amiga mía, podrás viajar a partir los 40, que tú vida no se acaba ahí. Ya sabes lo que pienso. Eso si que dará para entradas en mi blog. Próxima lectura: la vida (y los viajes) a los 40.

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