Estamos locos. Eso es lo que he pensado esta mañana leyendo la prensa on line. No ha habido medio que no se haya hecho eco de la muerte del pulpo Paul. Y para los que no sepáis quién es el que han llamado cefalópodo más famoso de todos los tiempos, resulta que a algún iluminado se le ocurrió que un pulpo en un acuario podía predecir los resultados del mundial... y acertar, que es lo peor. Que la gente está totalmente convencida de que un bicho de alta mar era adivino. Pero es que mientras comía he visto que la tendencia a incluir en titulares la necrológica, se repetía en todas las cadenas. Sara Carbonero ha dado la noticia totalmente de luto...
Locos, repito que estamos locos. Pero es que ver a la ex-Ministra de Medio Ambiente dedicando unos minutos a hablar del tema ya me ha terminado de cabrear del todo. Entiendo que la gente necesite noticias frescas, distendidas, pero llegar a esta cobertura mediática, a creer a pies juntillas en la bola de cristal de un pulpo y hacerlo hijo predilecto de un pueblo de Orense... El pulpo Paul tiene su propia entrada en la wikipedia y ha inspirado una película. Se estima que el pulpo mediático ha generado más de 4 millones de euros en publicidad. Un pulpo. Pensarlo. En serio. Un P-U-L-P-O.
Yo no puedo cuanto menos llevarme las manos a la cabeza. Y no porque me considere menos frívola o más interesante que el resto de los mortales. No puedo hacerlo mientras que escribo este post y tengo de fondo a Jorge Javier Vázquez. Además, siempre he sido consciente del papel de los medios de comunicación en la selección de titulares y como transforman y convierten en noticia lo que les apetece. No os engañéis, ellos dirigen nuestra atención a aquello que piensan que tendrá más interés y cuánta importancia hemos de darle. Unos lo llaman manipulación, otros le llamarán marketing, producto de la sociedad capitalista, circo mediático... buf, no voy a meterme en esos berenjenales que me pierdo.
La idea del pulpo adivino me revuelve las tripas, porque nadie la cuestiona, asumimos que es así y además, nos gusta. Un animal, que pronostica resultados deportivos, y que es seguido por millones de personas, que confían en sus predicciones, porque acierta. Y que ahora lloran su muerte. Menos mal que se ha muerto el animalito, estaba a un paso de tener su propio consultorio del tarot y una gira firmando autógrafos a sus fans. Estoy totalmente convencida de que las colas para verlos serían kilométricas. Lo que os digo, locos.
En fin, tras este desahogo mediático, voy a seguir con lo mío. Pensando en qué vamos a cenar esta noche. Tengo antojo de un plato canario, una receta exquisita que descubrimos este verano en la playa más bonita de Tenerife. Y no se porqué, pero me ha dado por ahí. Esta noche vamos a cenar pulpo frito.
Locos, repito que estamos locos. Pero es que ver a la ex-Ministra de Medio Ambiente dedicando unos minutos a hablar del tema ya me ha terminado de cabrear del todo. Entiendo que la gente necesite noticias frescas, distendidas, pero llegar a esta cobertura mediática, a creer a pies juntillas en la bola de cristal de un pulpo y hacerlo hijo predilecto de un pueblo de Orense... El pulpo Paul tiene su propia entrada en la wikipedia y ha inspirado una película. Se estima que el pulpo mediático ha generado más de 4 millones de euros en publicidad. Un pulpo. Pensarlo. En serio. Un P-U-L-P-O.
Yo no puedo cuanto menos llevarme las manos a la cabeza. Y no porque me considere menos frívola o más interesante que el resto de los mortales. No puedo hacerlo mientras que escribo este post y tengo de fondo a Jorge Javier Vázquez. Además, siempre he sido consciente del papel de los medios de comunicación en la selección de titulares y como transforman y convierten en noticia lo que les apetece. No os engañéis, ellos dirigen nuestra atención a aquello que piensan que tendrá más interés y cuánta importancia hemos de darle. Unos lo llaman manipulación, otros le llamarán marketing, producto de la sociedad capitalista, circo mediático... buf, no voy a meterme en esos berenjenales que me pierdo.
La idea del pulpo adivino me revuelve las tripas, porque nadie la cuestiona, asumimos que es así y además, nos gusta. Un animal, que pronostica resultados deportivos, y que es seguido por millones de personas, que confían en sus predicciones, porque acierta. Y que ahora lloran su muerte. Menos mal que se ha muerto el animalito, estaba a un paso de tener su propio consultorio del tarot y una gira firmando autógrafos a sus fans. Estoy totalmente convencida de que las colas para verlos serían kilométricas. Lo que os digo, locos.
En fin, tras este desahogo mediático, voy a seguir con lo mío. Pensando en qué vamos a cenar esta noche. Tengo antojo de un plato canario, una receta exquisita que descubrimos este verano en la playa más bonita de Tenerife. Y no se porqué, pero me ha dado por ahí. Esta noche vamos a cenar pulpo frito.
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