Veranito intenso. De los mejores en la vida de Clarita, que aunque lleva un mes sin escribir nada, se lo merecía. Todo sin planear, que es como mejor salen las cosas y viviéndolo intensamente.
Comenzó a finales de julio con una escapada a Tenerife. Al final tuve mi Caribe particular. Qué digo Caribe, infinitamente más bonito. Paseamos por La Laguna, nos bañamos en bellísimas playas de arena negra, vimos los acantilados más grandes de Europa y subimos al Teide. Y descubrimos Taganana, donde estaba la felicidad. La cala más bonita de la isla, situada en el fin del mundo. Agua cristalina, arena oscura y grandes acantilados. El mejor pescado que he comido en mi vida. Fui tan feliz aquella tarde que mi futuro esposo quiso llevarme al día siguiente para repetir la experiencia. Por cosas como esa me caso contigo.
Relax en el campo y semanita de trabajo. Vuelta a hacer la maleta y camino de Valencia con mi señora madre. Más playa, más relax y mucha tranquilidad, que se acabó el día que volví, con una despedida de soltera de soltera, vaquilla incluida. Y al fin de semana siguiente volvimos a la playita, en esta ocasión al sur de Portugal. Que tener una familia desestructurada tenía que tener alguna ventaja, y esa ventaja es disfrutar de vacaciones dobles, primero con mamá, luego con papá. Imaginaros el color de piel que tiene Clara, ¡en la vida he estado tan morena!
Para rematar, nos hemos escapado con la futura novia a la costa gaditana. Y la hemos traído más morena, más relajada y mucho más guapa y tranquila que nunca. Me quedo con la frase que nos soltó el último día: "Creo que todo el mundo debería tener al menos un amigo de verdad, como vosotras, en la vida". Resume a la perfección el sentido del fin de semana, el objetivo que teníamos, el regalo que queríamos hacerte.
Deseando estoy que llegue el sábado. Que te vea plantarte tu traje. Que te vea bajar del coche y subir las escaleras. Que te vea jurarle amor eterno a tu marido. Y que te vuelva a ver en los ojos la felicidad que demuestras en los últimos meses y que espero dure eternamente.
Pero también quiero que pase todo este jaleo y que vuelva el otoño, para que nos vamos a engañar. Poder tener una rutina, que los días sean más cortos y solo tenga ganas de estar en casita. Me gusta el invierno, sí, me gusta mucho. Me gusta el frío y echarme el edredón en la cama, arroparme en el sillón mientras que veo líos entre médicos y osos polares en islas perdidas. Quiero cerrar las ventanas de mi casa y poner la calefacción, oír la lluvia repicar en los cristales.
Y cuando vuelva a la rutina Clarita estará más presente, y no tendréis que esperar un mes para verla. Paciencia, solo tendréis que esperar unos días, el lunes el otoño hará su aparición ...
Comenzó a finales de julio con una escapada a Tenerife. Al final tuve mi Caribe particular. Qué digo Caribe, infinitamente más bonito. Paseamos por La Laguna, nos bañamos en bellísimas playas de arena negra, vimos los acantilados más grandes de Europa y subimos al Teide. Y descubrimos Taganana, donde estaba la felicidad. La cala más bonita de la isla, situada en el fin del mundo. Agua cristalina, arena oscura y grandes acantilados. El mejor pescado que he comido en mi vida. Fui tan feliz aquella tarde que mi futuro esposo quiso llevarme al día siguiente para repetir la experiencia. Por cosas como esa me caso contigo.
Relax en el campo y semanita de trabajo. Vuelta a hacer la maleta y camino de Valencia con mi señora madre. Más playa, más relax y mucha tranquilidad, que se acabó el día que volví, con una despedida de soltera de soltera, vaquilla incluida. Y al fin de semana siguiente volvimos a la playita, en esta ocasión al sur de Portugal. Que tener una familia desestructurada tenía que tener alguna ventaja, y esa ventaja es disfrutar de vacaciones dobles, primero con mamá, luego con papá. Imaginaros el color de piel que tiene Clara, ¡en la vida he estado tan morena!
Para rematar, nos hemos escapado con la futura novia a la costa gaditana. Y la hemos traído más morena, más relajada y mucho más guapa y tranquila que nunca. Me quedo con la frase que nos soltó el último día: "Creo que todo el mundo debería tener al menos un amigo de verdad, como vosotras, en la vida". Resume a la perfección el sentido del fin de semana, el objetivo que teníamos, el regalo que queríamos hacerte.
Deseando estoy que llegue el sábado. Que te vea plantarte tu traje. Que te vea bajar del coche y subir las escaleras. Que te vea jurarle amor eterno a tu marido. Y que te vuelva a ver en los ojos la felicidad que demuestras en los últimos meses y que espero dure eternamente.
Pero también quiero que pase todo este jaleo y que vuelva el otoño, para que nos vamos a engañar. Poder tener una rutina, que los días sean más cortos y solo tenga ganas de estar en casita. Me gusta el invierno, sí, me gusta mucho. Me gusta el frío y echarme el edredón en la cama, arroparme en el sillón mientras que veo líos entre médicos y osos polares en islas perdidas. Quiero cerrar las ventanas de mi casa y poner la calefacción, oír la lluvia repicar en los cristales.
Y cuando vuelva a la rutina Clarita estará más presente, y no tendréis que esperar un mes para verla. Paciencia, solo tendréis que esperar unos días, el lunes el otoño hará su aparición ...
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