15 de septiembre de 2012

Gracias ...

Gracias a mi familia mexicana, que me recibió con los brazos abiertos. A la abuela Guille, por sus cariñosos recuerdos. A mis tíos July y Joel, por ser estupendos anfitriones y enseñarnos cómo es México delante de un buen tequila. A mis tías Maribel y Chayo, por hacer de guías turísticas  y descubrirnos los tesoros del Caribe mexicano. A mi tío Toño, porque hizo de su casa, nuestra casa. Con especial cariño a mis tíos Víctor y Nelly, porque desde antes incluso de llegar, me hicieron sentir parte de su familia, me arroparon y cuidaron de mí, guiando mis pasos en toda mi aventura. Por los paisajes con volcanes y montañas con nombre de mujer, por la niebla y los troncos en el camino. Por los desayunos con tamales y el pozole de despedida... Gracias. 


Gracias a todos mis primos, propios y políticos, por acompañarme en paseos y turisteos varios y cargar siempre mis maletas. Por las risas y por las chelas. Pero sobre todo, gracias a mi prima Fer, porque con su locura especial, se convirtió en mi amiga, compañera y confidente y me llenó de alegría estos meses... Gracias. 

Gracias a Javi, que sin conocerme, me ayudó con sus consejos y experiencias. Porque me dio lo mejor de Xalapa. Al maestro Vargas (único en su especie), que aquí ha sido mi amigo, vecino, confidente, compañero de viajes y asesor técnico, y me ha cuidado como solo las personas especiales saben hacerlo. Por nuestras conversaciones sobre lo divino y lo humano, por los chiles rellenos y las gorditas de chicharrón. A su mamá Lidia y a la abuelita Evelia, porque son maravillosas y me abrieron las puertas de su casa desde el primer día y no imagino esta aventura sin ellas y sin su cariño. Por las mañanas de mercado, las tardes de café y las noches de cuentos ... Gracias.

Gracias a Celia, directora del Cecc de la Universidad Veracruzana, por haberme dado la oportunidad venir. A todos los compañeros del centro de investigación. A Toni, y a su mujer Mari, porque me hicieron sentir más cerca de casa. A Ángeles, porque conocerla ha sido un regalo ... Gracias, a todos los que de alguna manera han hecho que mi experiencia mexicana haya sido irrepetible. 

Y por útimo, esta despedida va dedicada a la memoria del abuelo Piriz, y del tío "Pepe, el de México". Porque ellos, valientes  y aventureros, sin saberlo, marcaron los pasos de las generaciones que estaban por venir.


Maletas listas. Regalos guardados. Pasaporte en la mesilla. Ya está. Se acabó. Y ahora, que estamos solos tú yo, frente a frente, no sé ni qué decirte. No me salen las palabras. Me has dado tanto... Me has enseñado a ser valiente, más paciente, más aventurera, más independiente, más fuerte. Me has enfrentado con la soledad y me has enseñado a disfrutarla. Me has dejado conocer mis límites, que han llegado a sitios que ni siquiera imaginaba. Me has dado muchas alegrías y buenos momentos, pero también muchas lágrimas. Hemos compartido ratitos que se quedarán solo para nosotros. Me has enseñado, a veces con risas, a veces con llanto, pero me has hecho crecer tanto ...

Me has dado una ciudad con aroma a flores y café, paseos por calles angostas y empinadas, vistas de volcanes y montañas nevadas, tardes de tormenta y lluvia, con música y callejones encantados... Me has dado mariscos y mariachis, playas y reencuentros, arrecifes de coral y arenas de ensueño... Hemos recorrido tus impresionantes ciudades, y hemos conocido pueblos mágicos, de canciones y cuentos. Subimos pirámides, bajamos montañas y en tus playas nos regalaste el atardecer más bonito del mundo, allí donde ya no hay más que agua. Me has dado una familia estupenda, los mejores anfitriones. Pero además, me tenías reservada una sorpresa inesperada, amistades que llevarme a casa, de esas que se conservan para toda la vida, a pesar del tiempo y la distancia.

Y sobre todo, me has dado esperanza y ánimo, la posibilidad de soñar con el futuro. Un poquito de luz, a este tiempo tan oscuro. Así que me voy, pero te dejo un trocito de mi vida aquí, para que lo guardes con el mismo cariño con el que te llevo yo a casa. Y con la certeza, de que antes o después, volveremos a encontrarnos ... Gracias México, te voy a echar de menos.

2 comentarios:

  1. Precioso, Lupi. Me alegro de que te vayas con tantos buenos recuerdos y tantas vivencias que han merecido la pena. Qué ganas de que me cuentes cositas en persona. Un besazo.

    ResponderEliminar